jueves, 12 de noviembre de 2009

EL CINE EN LA EDUCACIÓN

La vida humana, el cine, y el principio de la investigación en las aulas.

La imagen en movimiento, sus mensajes, sus ideas técnicas y sus contenidos son elementos de indiscutible valor y de indispensable estudio en las aulas. Es una de las estrategias interdisciplinares por excelencia, vía para lograr la transversalidad, y al mismo tiempo base y fundamento de análisis y estudio de cualquiera de las áreas de un programa de trabajo. El cine refleja la totalidad, pues su fundamento es contar dramas humanos con tecnologías y lenguajes diversos a los tradicionales. El cine, como comenta MacLuhan en “El aula sin muros”, complementa conocimientos, integra ideas y lenguajes. El cine puede hacer comprender mejor una obra de teatro, un drama escrito, y al mismo tiempo puede incitar a leer la obra literaria que ha servido de base al film.
El cine es el gran desconocido por demasiado cercano. En los primeros años de su historia se proyectaban las películas en barracas de feria; por ello era rechazado por la gente "culta". Más tarde se hicieron cargo de él los intelectuales, descubriendo las posibilidades artísticas y culturales, y desarrollando el pensamiento cinematográfico. En el cine lo poseemos todo: el espectáculo, la aventura, el arte y el razonamiento. tenemos dónde elegir, pero hay que entrar en él con seriedad, con investigación y con esfuerzo, ya que aporta a la cultura unas formas de comunicación y de lenguaje que de otra manera y por otros caminos sería imposible conocer y aplicar en las aulas.
Aún así, los primeros tiempos del cine sirven para analizar toda aquella vida que se apreciaba desde diversas ópticas tras el ojo de la cámara, esa cámara que presenta las cosas con otra visión. En “El sexto sentido”, de Sobrevila, la cámara ve la realidad de modo diverso al del ojo humano, que hay detalles o situaciones que no puede apreciar. El cine nos introduce tanto en la pequeñez de los elementos, convirtiéndolos en importantes como en los inconmensurables espacios transformándolos en accesibles y entrañables.
La tecnología puesta al servicio del mensaje, ha metamorfoseado al cine, lo ha hecho ineludible para conocer filosofías, pensamientos, historias, lugares, modos de vida y costumbres.
Enseñando a ver cine.

La motivación hacia el cine se genera fundamentalmente viendo cine. Algunos puristas, los he conocido, intentan hacer entrar a niños y adolescentes por lo que ello llaman ‘buen cine’. Si aplicamos al aprendizaje del cine los principios fundamentales de la didáctica, debiéramos tener en cuenta que:
Todo se aprende desde el principio. Desde que el niño nace, ya en la familia, es conveniente que esté cerca del cine, ya sea en la tele, asistiendo a salas cinematográficas con sus padres.
Hay que comenzar viendo películas entretenidas, en cada edad las correspondientes. Lo lúdico y festivo es diferente en cada edad, cultura y condición. Los más pequeños encajan mejor los dibujos animados. Disney es un buen iniciador. Sus largometrajes, y los cortos, tienen los ingredientes necesarios en dinamismo, color, música, cambio de acción y de estímulos suficientes para atraer también a los más pequeños.
Como en todo proceso de aprendizaje, se accede mejor al conocimiento yendo de lo conocido a lo desconocido. Las aventuras y la fantasía están más cerca del niño.
Si queremos que a una persona le guste el cine, o la lectura, no le pongamos a ver a Antonioni ni a leer a Dostoievski de entrada. Ir de lo fácil a lo difícil. Acordémonos de los que nos gustaba cuando éramos pequeños y lo que nos aburría lo que les gustaba a nuestros mayores. No es conveniente comenzar por películas plúmbeas antiguas para enseñar los inicios del cine. Hay películas muy entrañables y divertidas por las que los niños y los adolescentes entran muy bien. Chaplin, por ejemplo.
Como todo aprendizaje, necesita de experiencias, de afectos, de motivaciones, de reiteración de hechos, de personas que contagien el entusiasmo... de productos de calidad, entretenidos, lúdicos. Al cine se entra, como en todo lo que es cultural, de manera fundamentalmente inconsciente. El aprendizaje del cine, como todo proceso de enseñanza, necesita de esquemas de comportamiento en los que prime lo que para el que aprenda contenga sentido, diversión y serenidad para aprenderlo.

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