domingo, 24 de enero de 2010

LAS RELACIONES MAESTRO-ALUMNO


La mayoría de los libros sobre educación implican que se necesitan diferentes habilidades, estrategias y métodos para las diversas edades de los chicos, como si los maestros necesitaran una pedagogía diferente según la edad. Aunque es cierto que deben tenerse en cuenta las diferentes etapas del desarrollo de los niños para determinar ciertas materias y experiencias educativas, la relación humana básica entre el maestro y el alumno sigue siendo la misma.

Según el Dr. Thomas Gordon en su libro: Maestros eficaz y técnicamente preparadoslos alumnos de cualquier edad con seres humanos y desarrollarán con sus maestros relaciones humanas buenas o malas dependiendo de cómo los traten sus alumnos”.

Se ha puesto demasiado énfasis en las diferencias entre los estudiantes: su color, su étnia, su coeficiente intelectual, sus habilidades y la posición social y económica de sus familias. Esta práctica de clasificar, probar, evaluar y clasificar y esteriotipar a los estudiantes parece que no solo es innecesaria sino incluso dañina. Esto lleva a que con demasiada frecuencia las escuelas no ven a los estudiantes como personas sino como a personas sin rostro: los que no tienen cultura, los fracasados escolares,…estas etiquetas disminuyen el autoconcepto de los alumnos y además desvían las expectativas de los maestros, disminuyendo así la calidad de la enseñanza.

Para el Dr. Thomas Gordon, la eficacia del maestro puede basarse en una teoría general de las relaciones humanas, pues los maestros también son humanos: “todos los chicos se interesan cuando están aprendiendo y se aburren cuando no aprenden. Los niños se sienten desalentados cuando se les humilla si han fallado. Por eso todos desarrollan mecanismos para defenderse del uso de la autoridad por parte del maestro. Todos los niños tratan de ser independientes y sin embargo luchan por la autonomía, se enfadan y tratan de vengarse; desarrollan su amor propio cuando logran algo, valoran sus necesidades y protegen sus derechos”

Thomas Gordon parece en este libro haberse hecho eco del concepto de la autonomía del individuo de las pedagogías no autoritarias. La autonomía del individuo, en contra de las dependencias jerarquizadas y asumidas, cada individuo tiene derechos y obligaciones asumidas voluntariamente, responsabilidad colectiva y respeto. Las personas afrontan sus propios problemas, crean sus propias convicciones y razonamientos. De esta manera, en contra de la autoridad (desarrollan los chavales esos mecanismos de defensa de sus derechos, de la igualdad). Cada niño es diferente, el maestro no debe ver esto como un problema, sino que como humanos que somos cada uno de nosotros tenemos determinadas características, y gracias a ello aprendemos todos de todos. Pero para ello, según Freire es necesaria la humildad.

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